Raquel Martín
En un mundo capitalista controlado por los mercados, los emprendedores
deben estrujarse cada vez más el cerebro para ofrecer productos originales e
innovadores, hasta llegar al punto de hacer negocio con los hechos más
inverosímiles.
El
meteorito que cayó el pasado viernes 15 de febrero en los Urales no ha sido una
excepción. El acontecimiento ha resultado ser sólo un susto, no una desgracia
ni una matanza, así que no es moralmente condenable sacar tajada económica de
sus resultados. Qué bien. Solo era cuestión de recuperarse del sobresalto para
empezar a hacer negocio del simulacro de Apocalipsis
ruso.
Durante
todo el fin de semana se observó en los alrededores de
Cheliábinsk, ciudad donde se produjo el impacto, a vecinos y curiosos
rastreando el lugar y recogiendo muestras. La mayoría de las veces sin
distinguir si eran trozos del cuerpo astral o simples piedras. Y a inicios de
esta semana han empezado a circular por la red particulares que ofrecen las
porciones obtenidas a precios que se mueven alrededor de 30€ y 40€ el gramo.
La
curiosa transacción comercial esconde más de un peligro. El primero y principal
es el evidente riesgo de estafa y engaño sobre el origen de los fragmentos,
puesto que todavía no posee ningún certificado de autenticidad. Pero la venta
del cuerpo astral conlleva más preocupaciones. A causa de esta práctica, los
científicos se ven despojados del acceso a muestras para poder analizarlas. Y
en este caso, de nuevo, la ley de oferta y demanda gana a la ciencia.
Además,si
el material a la venta incluye platino, bronce o paladio (cosa que no se sabe
porque nadie ha podido analizar los
fragmentos), su comercio está prohibido, al tratarse de metales preciosos. Los
vendedores corren así el riesgo de ser acusados de comercio ilícito.
Lo más
asombroso del caso es que algunos de los comerciantes han encontrado
propiedades increíbles al cuerpo astral en dos días. Cosas que la NASA, después
de décadas de investigación, no ha podido descubrir. Por ejemplo, en algunos
anuncios se puede leer que los fragmentos ayudan a paliar la diarrea y mejoran
el resultado de los exámenes, entre otras mágicas virtudes.
Seguro
que este curso todos los jóvenes de Cheliábinsk
conseguirán unas notas altas en la selectividad rusa. El tráfico de drogas y de
armas es ya cosa del pasado. En el siglo XXI lo que está de moda es traficar
con meteoritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario