José Ibáñez
Quien más, quien menos, en los últimos
años, casi todos los usuarios de internet han descargado unos cientos de
gigabytes de contenidos audiovisuales y de otras clases de la red. La
discografía de Luis Eduardo Aute o una compilación de todas las temporadas de
la trepidante “Médico de familia”
fluían en un torrente continuo que transformaba, en pocos meses, los grandes
discos de almacenaje en pequeños y obsoletos discos duros. Este proceso de
adquisición libre de la cultura vía internet creció de forma exponencial
cuando, el 21 de marzo de 2005, Kim Schmitz (Kim Dotcom o Kimble para los
amigos) funda Megaupload, el que hasta hoy es el mayor sitio virtual de
alojamiento de archivos jamás visto.
La aparición de Megaupload supuso una
verdadera catástrofe (sal en la herida), para las grandes empresas
cinematográficas y discográficas a las que el fenómeno de internet ya les había
explotado en la cara. “– Jefe, ahora se
descargan nuestros discos gratis de internet, ¿qué hacemos? – Doblemos los
precios, fabricaremos unos libretos irresistibles”.
Con ese planteamiento anacrónico fundado en una codicia antigua, las grandes majors iniciaron la caza de brujas, buscando a toda costa la forma de influir en las legislaciones de los diferentes estados y en las autoridades de los mismos para que éstas devolviesen al mundo el statu quo que nunca hubo de alterarse. Poderoso caballero Don Dinero. Esta iniciativa tiene como corolario la detención, en enero de 2012, de Kim Dotcom por parte de las autoridades neozelandesas y el consiguiente cierre de Megaupload.
Con ese planteamiento anacrónico fundado en una codicia antigua, las grandes majors iniciaron la caza de brujas, buscando a toda costa la forma de influir en las legislaciones de los diferentes estados y en las autoridades de los mismos para que éstas devolviesen al mundo el statu quo que nunca hubo de alterarse. Poderoso caballero Don Dinero. Esta iniciativa tiene como corolario la detención, en enero de 2012, de Kim Dotcom por parte de las autoridades neozelandesas y el consiguiente cierre de Megaupload.
Ahora, en enero de 2013, Kim Schmitz ha
vuelto rodeado de un ejército de abogados y dispuesto a perpetrar su venganza.
El susodicho ha anunciado la apertura de un nuevo sitio de almacenamiento de
datos, denominado “Mega”, y lo ha
hecho en términos de declaración de guerra. “The
war for internet has begun” (la guerra por internet ha comenzado) es uno de
los eslóganes que podemos encontrar en una visita a su página web personal, Kim.com.
En esta guerra, Kim se presenta a sí mismo como el mártir dispuesto a luchar
con los gobiernos de la Tierra por la libertad del ciberespacio (eso sí, desde
su increíble mansión en Auckland, Nueva Zelanda).
Para darle aún más dramatismo al
lanzamiento de la nueva plataforma de almacenamiento de datos, que tendrá lugar
el próximo día 19 de enero, el rechoncho Kimble ha colocado en la web uno de
esos enormes cronómetros con su correspondiente cuenta regresiva. Cuando el reloj llegue a cero habrá estallado la gran guerra
cibernética. Al más puro estilo de La
Jungla de Cristal, este alemán de 38 años mira a los ojos a las grandes potencias
del mundo y les reta a encontrar un fallo en su nuevo y jurídicamente blindado
proyecto.
Falta poco para que se lance Skynet... esto se acaba, amigos... :-)
ResponderEliminar