Iria Lorenzo
El
honorable Duque de Palma de Mallorca no gana para disgustos. El juez Castro lo
ha citado para declarar por qué ha defraudado 240.000 euros a Hacienda junto
con su compañero del alma, Diego Torres. El día señalado será el 23 de febrero,
¿una broma del destino o un órdago al rey? Por si acaso, si yo fuera el
responsable de la seguridad del juzgado de instrucción de Palma blindaría bien
la entrada, no sea que ésta vez se les ocurra entrar a ciudadanos cabreados,
formen la Marimorena y cortar alguna que otra cabeza.
Sin
embargo, esta semana hemos sabido también que don Iñaki no fue sólo un campeón
en las pistas de balonmano, sino que el tamaño de su miembro es digno de un
Duque. Y todo gracias a unos correos que envió al entonces secretario de las
infantas, Carlos García Revenga, en los que, dando muestras de su altura
intelectual, Urdangarín firmaba como “El duque em-Palma-do”. Claro, ahora
entiendo a la infanta Cristina. Cómo se va a resistir una mujer a abandonar a
un hombre así, alto, bien dotado, de manos largas y todo un poeta.
Tal
erección provocó el descubrimiento del miembro real en las redes sociales, que
a Zarzuela no le quedó más remedio que borrarlo de su web. “Para marcar
distancias”, afirman. No me extraña, pues bueno es el monarca, ya que en lo que
a hombría se refiere, no le gana nadie. Y con algo más de elegancia, eso sí.
Mientras
prepara su defensa, el Duque continúa con su vida en Barcelona soportando las
miradas y rechazos de la sociedad cruel que no entiende que él y su esposa son
unas víctimas engañadas por socios sin escrúpulos y políticos corruptos.
Pobres.
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