Jaume
de Diego
Ya sabemos en este país buscar trabajo nunca ha sido
fácil, especialmente para los que escogimos estudios de letras y pretendimos
hacernos una carrera laboral relacionada con nuestros conocimientos y
capacidades. En el pasado vivimos la época del mileurismo como si fuera un
trance pasajero que nos llevaría a una situación de un futuro más prometedor e
interesante, pero todo se torció, y de repente el mileurismo quedó para muchos
como un pasado recordado con nostalgia. Quien no se ha sorprendido hoy en día a
sí mismo diciéndole a un amigo que ha encontrado trabajo y ganará esa suma
diciendo: “¿Mil euros? ¡Está muy bien!” Para después reflexionar: “¿Qué coño
estoy diciendo?”
Y de repente nos encontramos con que los curros- basura
que antes encontrábamos fácilmente mientras esperábamos un futuro mejor son también
ahora una quimera. Llega el momento en que todas la opciones que habías pensado
fallan y piensas que de acuerdo, que volverás a hacer de repartidor de pizzas
como cuando tenías veinte años, mientras te auto engañas pensando que lo harás
una temporada, hasta que la cosa mejore. Pero ahí llega lo más retorcido,
resulta que hasta encontrar una ocupación como aquella te lleva su tiempo, también
allí te hacen enviar un CV (con fotografía claro, la imagen siempre es
importante a la hora de decir: “aquí tiene sus pizzas señor”), te encuentras
con largas entrevistas en las que intentas convencer a tu interlocutor de que
no te largarás por la puerta a primeras de cambio y de que realmente deseas ese
“puesto”, y te ves inmerso en una extraña regresión que nunca hubieras
esperado.
En eso se ha convertido este glorioso país, en el que es
complicado sobrevivir cuando ya has perdido la esperanza de que un contacto
resuelva tu situación, cuando ya has mandado cientos de CV con la ya mínima
esperanza de que te llamen ni siquiera para una entrevista, cuando día tras día
ves las mismas ofertas en internet y llegas a la conclusión de que son falsas (¿alguien sabe que hay detrás de
eso?). Ya ni las ETT son la tabla de salvación a la que nos agarrábamos cuando estábamos
desesperados, qué tiempos aquellos en los que te presentabas allí y te daban un
trabajo por unas semanas o con suerte unos meses. Ahora te dicen que mires su web (¡como si no lo
hubiéramos hecho antes!), otras tienen siempre las mismas ofertas colgadas en
sus escaparates (de nuevo la milonga de las ofertas falsas). Antes sabías que
las ETT te engañaban, que los contratos eran papel mojado y no tenías pagas
dobles, pero tampoco en la mayoría de los trabajos actuales hay pagas dobles,
que se han convertido en una reliquia del pasado, y los contratos también son
actualmente papel mojado.
Pero no todo es malo, siempre quedará gente con ganas de
quejarse, salir a la calle o montar un blog denunciando lo que nos parece mal
de esta sociedad, mientras no nos arrebaten nuestras ganas de luchar siempre
habrá una pequeña esperanza.
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