domingo, 6 de enero de 2013

Arte presidencial

Iria Lorenzo
Rajoy llegó, vio y se marchó. El presidente del Gobierno inauguró el viernes la ampliación del Museo de Pontevedra, su ciudad política, de juventud. Pensaba Mariano que allí le rendirían pleitesía, pero no fue así. Dentro del edificio le esperaban los suyos, una recua de políticos dispuestos a hacer de escudos humanos con el presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, a la cabeza. Todo sea por su líder sin brío. En el exterior del recinto estaba la sociedad cabreada: bomberos, funcionarios, sindicatos y estudiantes juntos a modo de “regalo de Reyes” para el Presidente.

Una vez dentro, y con las tijeras reglamentarias, Mariano inauguró el que definió como “el mejor Museo Provincial de España”, toma ya, y para rematar la faena, al presidente de la Diputación sólo le faltó el babero para decir que tamaña obra de arte fue posible gracias a la colaboración del todopoderoso Rajoy (ay, si Castelao, galleguista y republicano, levantara la cabeza…). Tras pasar como un rayo para visionar en apenas media hora tres pisos de historia medieval, literatura y arte, Rajoy se detuvo ante los periodistas para responder a sus preguntas con su magnífico “no, hoy no toca”.
Mariano hizo otra escala en Santiago donde de nuevo los miserables volvieron a tocarle las narices, afectados por participaciones preferentes, esa cruz que lleva Feijoo a cuestas cual penitencia. Todo sea por NovaGaliciaBanco. Esta vez, un periodista le preguntó si iba a dimitir el alcalde de Santiago, imputado en la trama de corrupción Pokémon. Entonces, fue Rajoy quien le echó el capote: “no, no vamos a hablar de ese tema”.  Y es que son ganas de fastidiar, y si no, que se lo cuenten a Umbral.

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