lunes, 7 de enero de 2013

Ziggy is back: “cuando hablan los mayores…”

José Ibáñez
En medio del agonizante panorama musical con el que nos obsequia la industria de lo efímero, en mitad del boom del fast food musical, de los “Gangnam Styles”, los “Justin Biebers” y demás espectáculos luminosos y coloridos vacíos de arte y personalidad, se proyecta un rayo de esperanza. Erigiéndose como un héroe al que se creía muerto, dibujando el temor en el semblante del malvado y devolviendo la fe a los inocentes, David Bowie anuncia, para regocijo de muchos, el lanzamiento, en marzo de 2013, de su nuevo álbum de estudio, “The Next Day”.

La figura de David Bowie se configura como una de las más importantes dentro del panorama de la música popular de los últimos (ahí es nada) 50 años. A lo largo de su dilatada carrera David Bowie nos ha obsequiados con joyas antológicas tales como “Rebel Rebel”, “The Man Who Sold The World”, “Changes”, “Heroes” o el inconfundible éxito que compartió con la banda británica Queen, “Under Pressure”, por mencionar tan sólo algunos de sus éxitos más conocidos.


A pesar de que lo expuesto supone, sin lugar a dudas, un logro vital importante en sí mismo considerado, la figura de David Bowie no se queda ahí. Cuando se habla de este británico nacido en Brixton, Londres, hace 66 años, se está haciendo referencia a un icono, a un mito hecho a sí mismo a través de sus alter ego Ziggy Stardust o The Thin White Duke (entre otros), a un misterio andrógino de ojos dispares, a una presencia imponente sobre el escenario. Cuando se habla de David Bowie se habla de un “único”, de una de esas figuras a las que  ni la MTV ni las grandes discográficas pueden diseñar y producir.
Si a todo lo anterior le sumamos el hecho de que hacía una década del último álbum de estudio de nuestro admirado Starman, aquel titulado “Reality”, nos resultará sencillo entender la excitación que ha generado el anuncio dentro de los medios especializados (y no tan especializados) y la atención y el oído con los que ha sido escuchado y analizado el single que hace las veces de avance del disco, “Where are we now?”.

La sombra de Bowie se proyecta mucho más allá de los chascarrillos a todas luces innecesarios y fuera de contexto sobre sus relaciones homosexuales con Mick Jagger. Y su luz es un faro dentro de la cultura musical moderna; la reacción mediática ante su anuncio de lanzar material fresco a nuestros oídos da buena prueba de ello. Aún se siente algún respeto por los gigantes. Aún queda  alguna esperanza. Aún tenemos a Bowie.

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