Javier Caudet
Para
los pesimistas que solo saben poner a
España en la cima de los peores ránkings (droga, paro, futbol, desafección política
etc.etc.etc.) llegan buenas noticias. España es el país europeo con más smartphones.
¡Toma ya! ¿Cómo puede explicarse este liderazgo? Existen
varias teorías. Una de ellas tiene que ver con la tradicional picaresca
española: El uso y abuso del ”te regalo un smartphone si te cambias de
contrato”. En España llegamos a exprimir tanto a las compañías telefónicas con
esta práctica, nos aprovechamos tanto de su generosidad tecnológica, que las
llevamos al límite de la extenuación empresarial. Tanto fue así que el mercado
libre de las telefónicas se vio obligado a pactar el cese de este tipo de
promociones ante la amenaza de sangría (si han echado a tu padre de Telefónica
mira ahora tu Smartphone y dime si te sigue pareciendo tan barato). ¡Oligopoly
style, oiga!
Como
somos gente seria, fuimos a preguntarle a un sociólogo, el catedrático de la
Universitat de Barcelona Augusto Sánchez Ripollet, quien desmiente rápidamente
nuestra primera teoría y nos ilumina con su saber: “Lo que pasa es que la gente
es gilipollas y pierde el culo por estar a la última, tol día enganchados a las pantallitas”. Su ayudante de departamento
nos habla, en un aparte, de cierto síndrome que afecta a personas que tras
perder el tren de las ofertas, le han jurado un odio eterno a los smartphones y
mantienen una actitud altiva hacia “los fuegos de artificio del efímero internet”. Un perfil que,
curiosamente, coincide con el de su
superior, el profesor Ripollet, que nos pregunta desde su mesa cómo se accede
al Twitter (para estudiarlo, remarca) desde su Nokia Ladrillo años 90.
Una
segunda teoría apunta a la necesidad de estar conectados everywhere/everytime
para encontrar trabajo. ¿Cuál es la diferencia entre un joven español y uno
sudafricano que optan al mismo puesto de trabajo en una multinacional? En
principio están igual de preparados (siendo generosos con nuestro sistema
educativo), aunque el sudafricano sabe inglés de verdad y no solo en el currículum.
La diferencia vital será que el español podrá echar antes el currículum en Infojobs.
De nuevo el profesor Ripollet se muestra escéptico ante esta teoría: “Los
españoles utilizan el Smartphone para buscar trabajo durante su tiempo libre de
forma proporcional al tiempo que pasan comentando fotos de gatitos en Facebook
desde la oficina”.
Ripollet
por fin nos encamina hacia la verdad: “Los jóvenes españoles no son patriotas.
Les da igual darle 200 euros a una multinacional alemana o americana. 200 euros
que serán para directivos, ingenieros, directores de marketing de la empresa y
para un señor chino que ha montado el teléfono, pero que nunca volverán a
España. En lugar de utilizar el grito, que es el medio de comunicación
tradicional español que ha unido el tejido social de la piel de toro durante
miles de años y además es bien barato”, expone el sociólogo rezumando
indignación.
Su
adjunto apunta que estudios recientes afirman que a los jóvenes españoles,
España se la trae floja, porque están viendo que la jubilación la van a cobrar
en Alemania. Muchos de los emigrantes
tienen la firme intención de no regresar jamás (a menos que vuelvan las
promociones que regalan smartphones), ya que existe la sensación generalizada
de que ni el jamón, ni el buen tiempo, ni la campechanía del Rey compensan
tanto despropósito.
No se pueden esperar grandes cosas de un pais que le da igual todo. Comenzando por su gobierno.
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