viernes, 4 de enero de 2013

Un ataúd presidencial

Víctor Prieto
Con la exigencia de que Hugo Chávez se presente en el ataúd ante la toma de posesión el próximo día 10 de enero, la oposición venezolana tiene puesto sus ojos otra vez en las urnas para elegir a un nuevo gobernante, como estipula su constitución.
Los conocidos como chacales, consabidos animales carroñeros, se están poniendo nerviosos. Sienten amenazados sus intereses ante una especie más voraz, que amenaza con robarles lo que queda de la presa. El alcalde metropolitano de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, reclama la creación de una comisión para viajar a La Habana para certificar el verdadero estado de salud de Chávez.

Ledezma y Ramón Guillermo Aveledo, el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, no se conforman con las informaciones recibidas desde la mayor de las Antillas, y con su refutado sentido olfativo, detectan la miasma a kilómetros. Para ambos Don Hugo se encuentra secuestrado, del mismo modo que la verdad sobre su estado de salud. Teníamos entendida otra cosa por “diagnóstico reservado”.

No obstante, la cúpula chavista que regresó de La Habana este jueves informó a su pueblo que su líder, tras la delicada cirugía del pasado 11 de diciembre, ha presentado complicaciones como consecuencias de una severa infección pulmonar, derivada en una insuficiencia respiratoria que requiere un estricto tratamiento por parte de la sanidad cubana. 

Para Antonio Ledezma y  su clan de chacales la información no está clara y necesitan esa visita para poder oler de cerca la cama del difunto. Para poder predecir la hora exacta de su defunción. Parece que lo expresado en la nota de prensa leída por Ernesto Villegas, ministro de Comunicación e Información, no está clara y no dice nada. ¿Será que esta raza de hiena es, además de merma, escasa de cerebro?

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