El Papa secándose el sudor tras quitarse el marrón |
Javier Caudet
La movida vaticana me ha invitado a revisitar la
película de Nanni Moretti, Habemus Papam
de 2011. El nuevo Papa recién elegido por la curia reunida en cónclave sufre
una crisis de ansiedad y huye. El Papa no se siente capacitado para serlo. La
Iglesia necesita un gran líder que le conecte de nuevo con la sociedad y
promueva grandes cambios, y el nuevo Papa dice no ser ese líder. Ninguno de los
cardenales, de hecho, quiere serlo, como ilustra una de las primeras escenas de
la película cuando, en pleno proceso de votación, podemos escuchar los rezos
internos de los papables para no ser elegidos. ¿Quién quiere ese marrón? ¿Quién quiere ser la cara visible con
lo bien que se está en el claroscuro del semianonimato, tejiendo y destejiendo,
conspirando y favoreciendo los propios intereses desde las sombras de las
columnas de San Pedro? ¿Quién se ve con fuerzas para emprender tamaña empresa
moral? ¿Quién de dirigir el que
probablemente sea el Estado con una doble moral más patente (galardón muy
disputado)? ¿La gran multinacional de Dios en tiempos de incertidumbre
económica, de comunicación corporativa, de rendición de cuentas? ¿Quién
vigilará que la pujante América Latina no se pierda en el agnosticismo como
hicieron los desagradecidos europeos cuando accedieron al bienestar económico? ¿Quién?
La crítica de Moretti es acertada por humana. Porque
de todo lo criticable de la Iglesia, el director escoge la crítica más humana pero más profunda y devastadora: estáis
asustados como todos, teméis el futuro así como el pasado y Dios no os da
respuesta, porque la respuesta está en vosotros mismos. Este mensaje se dirige,
claro, a esa supuesta parte de la Iglesia que desea el cambio y no a los que
buscan mantener y aumentar su poder.
Los vaticanistas escriben estos días que
Ratzinger podía contarse entre los primeros, que llegó con voluntad de cambio y
que el cambio se presentó ineludible ante el estallido de casos de pederastia.
La iglesia pidió perdón, ha habido
destituciones, comisiones de investigación, indemnizaciones… siempre
insuficiente (pocos curas en la cárcel)
para las víctimas. El caso paradigmático, la destitución del líder de los
Legionarios de Cristo, muy cercano a Juan Pablo II, condenado a… “una vida
discreta de penitencia” por sus pecados pederastiales. Pues ya ves. Así de
indignante, pero puede que sea lo máximo
que puede hacer un Papa con tantos cuervos al rededor. Algunos dicen que
democratizar el Vaticano obligaría a muchos obispos que conspiran en la sombra
a dar la cara. Otros opinan que el Twitter del Papa ya es bastante
modernización.
El otro intento de reforma de Ratzinger
(motivado también por la presión internacional) fue en las finanzas vaticanas,
dónde colocó a un hombre de su confianza, el representante del Banco Santander
en Italia Gotti Tedeschi, que fue destituido por meter las narices en la gran lavadora de dinero negro que es la
banca de Dios. Y es que ya se sabe
que a los ojos de Dios todos somos iguales y en su banca cabe el perdón a los
pecadores, sean mafiosos, políticos o señores de la guerra. Cuánta mierda habrá
cuando el señor Tedeschi redactó un informe que solo sería leído en caso de
ser asesinado. El día que la policía
entró a registrar su apartamento dio gracias a Dios por que no fueran los
sicarios de Dios quienes venían a buscarle.
Así que parece ser que un Ratzinger maniatado ha
explotado y ha dicho (en latín): “Anda y que os den, yo me piro y ahí os
quedáis con la silla vacía para el próximo títere o para el próximo que tenga
cojones”.
Ratzinger se marcha, pero coloca en el tiempo de
descuento a un compatriota como nuevo presidente en la banca de Dios. Parece
ser que hoy la solución para todo es poner un alemán en tu vida. Pero veremos
si Ernst Von Freyberg, que tiene como hobbies organizar viajes a Lourdes y
construir buques de guerra, es capaz de continuar con tan ardua tarea. Habrá que preguntárselo a Emilio Botín,
que tiene a uno de sus más estrechos colaboradores, Manuel Soto Serrano,
sentado en el consejo de administración de la banca vaticana. Y es que los Papas
van y vienen pero la influencia de Botín permanece.
Teóricos de la conspiración, ¿qué opináis de
todo esto? ¿Qué hay detrás de la dimisión de Benedicto? ¿Creéis que Alá ha
tenido algo que ver? ¿Ponemos a Botín directamente en el Trono de Pedro?
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