miércoles, 16 de enero de 2013

El Borbón, el ladrón, su mujer y su amante

Jaume de Diego
Parece el título de una película de Peter Greenaway, pero por desgracia es un titular que se ajusta a la realidad que vivimos en este país. Durante muchos años la monarquía ha gozado de un gran apoyo popular y por parte de estamentos políticos y periodísticos, basándose siempre en el eterno argumento de que el rey tuvo un papel crucial en devolver la democracia a España, así que la institución monárquica ha estado viviendo de rentas durante muchos años sin ser cuestionada en ningún momento. Pero últimamente todo ha estallado, al rey le salió rana el príncipe azul que se casó con su hija menor, un chico deportista en apariencia modélico que intentó ir de listo y ha resultado ser el más tonto de la clase. Antes tuvo que aguantar a otro yerno algo siniestro que parecía salido de un cuento de Edgar Allan Poe, pero dejando de lado de ciertas extravagancias el chico no causó grandes escándalos, mas allá de su divorcio y su salida por la puerta de atrás de la familia (exceptuando, claro, el patético incidente de cacería con su hijo). 


Pero la aparición del corrupto Urdangarín puso en la piqueta a la familia ideal, y a partir de allí todo empezó a ir de mal en peor. La desastrosa cacería africana de paquidermos que acabó con el rey con sus huesos en el suelo puso en evidencia un desenfrenado tren de vida y encima se descubrió un pastel bien escondido, el rey se llevaba a esos viajes a una amiga especial, la princesa Corina. 

La familia real ya no apareció como idílica a los ojos de muchos monárquicos, que los empezaron a ver como una institución llena de secretos turbios. El rey o su entorno decidieron aumentar su popularidad concediendo una entrevista que acabó resultando ser un gag absurdo, con un Hermida parodiándose a sí mismo y un Juan Carlos I algo ausente que dio titulares tan apasionantes como esa audaz receta para salir de la crisis: “Juntos podemos”, eslogan copiado de las retransmisiones que Cuatro hizo para la Eurocopa, que a su vez fue copiado de los discursos de Barack Obama. No fue la mejor manera de transmitir que la máxima autoridad de España sabe lo se trae entre manos, sino todo lo contrario. En fin, esto no será una película de Peter Greenaway, pero sí que es una serie española de tintes esperpénticos que supongo que nos dará nuevos capítulos. 

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