martes, 8 de enero de 2013

Los balones de oro de Leo Messi

Carles Ferrés
Este lunes se hizo la entrega del Balón de Oro, acontecimiento que hasta hace un par o tres de años otorgaba la prestigiosa revista francesa France Football, pero que juntó su prestigioso premio con la FIFA, máximo organismo del mundo del fútbol, la cual durante el trienio 2005– 2008 otorgaba otro premio, el FIFPro, al mejor futbolista del año. Sí, ese afán de otorgar premios y premios, que acaban por dar prácticamente al mismo jugador. Si hay un premio al mejor jugador, ¿para qué creas otro? ¿No es más fácil adaptarse a otro que crear una competencia innecesaria? Bien, pues parece que les costó 3 años entender esa realidad, aunque finalmente lo consiguieron: básicamente porque el FIFPro les importaba un comino a los aficionados en comparación con el Balón de Oro, en vigencia desde 1956, y mucho más vistoso.


Todo el mundo está pendiente de este premio circular y dorado durante meses antes de su entrega. Si para los aficionados al fútbol esto ya nos resulta cansino y aburrido, no quiero ni imaginar para los que no les gusta u odian este deporte… Desde aquí, mis más sinceras disculpas por amargaros una vez más con este tema.

Oigo hablar del Balón de Oro desde el mes de abril o mayo. Siete meses aguantando este suplicio: CR en la pole, Messi la va a ganar con la gorra… Y encima estos últimos años se centra principalmente en España, ya que los favoritos juegan la Liga BBVA. Si se me permite el inciso, los bancos no tienen dinero para la población, pero sí para pagar la liga de futbol. Este año los candidatos eran el argentino de alta retórica Leo Messi, quien si lo volvía a ganar pasaba a ser el “chupón” de los Balones de Oro con cuatro, el expresivo manchego Andrés Iniesta, o el portugués Cristiano Ronaldo, conocido principalmente por su modesta humildad. De los 3 finalmente se lo llevó el argentino, vestido con un esmoquin a topos que ya ha sido largamente comentado e incluso caricaturizado por Siro López en el prestigioso programa deportivo Punto Pelota, estandarte del cinismo periodístico balompédico.

El principal problema es que cualquiera de los ganadores va a ser criticado por los medios de comunicación o por el público. Bien, de hecho, otro clásico de nuestra cultura: Criticar prácticamente porque sí, sin parar a hacer un análisis detallado; cuchicheo sin raciocinio. Los grandes argumentos para posicionarse suelen tener su base en descalificar las virtudes de los otros sin elogiar las virtudes del preferido. Todos sabemos que la subjetividad es más importante que la objetividad.

Ahora que ya se conoce el nombre del ganador vamos a estar tranquilos algunos meses, pero recuerden, a medida que vaya acabando esta temporada el Balón de Oro volverá para torturar otra vez nuestros oídos. Aunque los que tienen más suerte de ello son los políticos, ya que si no fuera porque el fútbol amansa a las fieras o es el opio del pueblo desde el siglo pasado, todos nos acordaríamos más de la tragicomedia de la España de hoy.

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