domingo, 17 de febrero de 2013

¡¡¡Ad infernum!!!


El Papa secándose el sudor tras quitarse el marrón

Javier Caudet
La movida vaticana me ha invitado a revisitar la película de Nanni Moretti, Habemus Papam de 2011. El nuevo Papa recién elegido por la curia reunida en cónclave sufre una crisis de ansiedad y huye. El Papa no se siente capacitado para serlo. La Iglesia necesita un gran líder que le conecte de nuevo con la sociedad y promueva grandes cambios, y el nuevo Papa dice no ser ese líder. Ninguno de los cardenales, de hecho, quiere serlo, como ilustra una de las primeras escenas de la película cuando, en pleno proceso de votación, podemos escuchar los rezos internos de los papables para no ser elegidos. ¿Quién quiere ese marrón? ¿Quién quiere ser la cara visible con lo bien que se está en el claroscuro del semianonimato, tejiendo y destejiendo, conspirando y favoreciendo los propios intereses desde las sombras de las columnas de San Pedro? ¿Quién se ve con fuerzas para emprender tamaña empresa moral? ¿Quién de dirigir el  que probablemente sea el Estado con una doble moral más patente (galardón muy disputado)? ¿La gran multinacional de Dios en tiempos de incertidumbre económica, de comunicación corporativa, de rendición de cuentas? ¿Quién vigilará que la pujante América Latina no se pierda en el agnosticismo como hicieron los desagradecidos europeos cuando accedieron al bienestar económico? ¿Quién?

La crítica de Moretti es acertada por humana. Porque de todo lo criticable de la Iglesia, el director escoge la crítica más humana pero más profunda y devastadora: estáis asustados como todos, teméis el futuro así como el pasado y Dios no os da respuesta, porque la respuesta está en vosotros mismos. Este mensaje se dirige, claro, a esa supuesta parte de la Iglesia que desea el cambio y no a los que buscan mantener y aumentar su poder.
Los vaticanistas escriben estos días que Ratzinger podía contarse entre los primeros, que llegó con voluntad de cambio y que el cambio se presentó ineludible ante el estallido de casos de pederastia. La iglesia pidió perdón,  ha habido destituciones, comisiones de investigación, indemnizaciones… siempre insuficiente (pocos  curas en la cárcel) para las víctimas. El caso paradigmático, la destitución del líder de los Legionarios de Cristo, muy cercano a Juan Pablo II, condenado a… “una vida discreta de penitencia” por sus pecados pederastiales. Pues ya ves. Así de indignante, pero puede que sea lo máximo que puede hacer un Papa con tantos cuervos al rededor. Algunos dicen que democratizar el Vaticano obligaría a muchos obispos que conspiran en la sombra a dar la cara. Otros opinan que el Twitter del Papa ya es bastante modernización.
El otro intento de reforma de Ratzinger (motivado también por la presión internacional) fue en las finanzas vaticanas, dónde colocó a un hombre de su confianza, el representante del Banco Santander en Italia Gotti Tedeschi, que fue destituido por meter las narices en la gran lavadora de dinero negro que es la banca de Dios. Y es que ya  se sabe que a los ojos de Dios todos somos iguales y en su banca cabe el perdón a los pecadores, sean mafiosos, políticos o señores de la guerra. Cuánta mierda habrá cuando el señor Tedeschi redactó un informe que solo sería leído en caso de ser  asesinado. El día que la policía entró a registrar su apartamento dio gracias a Dios por que no fueran los sicarios de Dios quienes venían a buscarle.
Así que parece ser que un Ratzinger maniatado ha explotado y ha dicho (en latín): “Anda y que os den, yo me piro y ahí os quedáis con la silla vacía para el próximo títere o para el próximo que tenga cojones”.
Ratzinger se marcha, pero coloca en el tiempo de descuento a un compatriota como nuevo presidente en la banca de Dios. Parece ser que hoy la solución para todo es poner un alemán en tu vida. Pero veremos si Ernst Von Freyberg, que tiene como hobbies organizar viajes a Lourdes y construir buques de guerra, es capaz de continuar con tan ardua tarea. Habrá que preguntárselo a Emilio Botín, que tiene a uno de sus más estrechos colaboradores, Manuel Soto Serrano, sentado en el consejo de administración de la banca vaticana. Y es que los Papas van y vienen pero la influencia de Botín permanece.
Teóricos de la conspiración, ¿qué opináis de todo esto? ¿Qué hay detrás de la dimisión de Benedicto? ¿Creéis que Alá ha tenido algo que ver? ¿Ponemos a Botín directamente en el Trono de Pedro?

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